El atún rojo está amenazado, pero aún no se justifica la prohibición de la pesca. Así lo han entendido los países que integran la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), que ayer se limitaron a acordar en Recife (Brasil) una reducción del 40% de los Totales Admisibles de Captura (TAC): de las 22.000 toneladas actuales a las 13.500 para 2010. El pacto, que ha revuelto en sentido contrario a los ecologistas y a los pescadores, contempla la reducción de la campaña a un único mes. Se extenderá entre el 15 de mayo y el 15 de junio y en ningún caso podrá ampliarse apelando a las malas condiciones climatológicas. Según la organización conservacionista WWF, al planeta sólo le queda entre un 10 y un 15% de las poblaciones originales de atún rojo.
La reunión de la ICCAT ha concluido con la adopción de medidas "concretas, ambiciosas y sin precedentes" que permitirán "avances decisivos" en la gestión y conservación del atún rojo en el mar Mediterráneo y en el Atlántico, sentenció ayer el comisario de Pesca, Joe Borg.
No lo ve así el eurodiputado de Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV), Raül Romeva, quien recordó que los científicos aconsejaban una reducción más drástica. "El 40% es insuficiente", dijo. "Es preciso aclarar que incluso con un recorte mucho mayor, de unas 8.000 toneladas, sólo habría una posibilidad del 50% de que el atún rojo se recuperase antes de 2023". "Es más, ni siquiera con un cierre de la pesquería tenemos la certeza de que los stocks de atún se recuperen para esa fecha".
La decisión adoptada ayer en Brasil va a acusarse de forma severa en tres flotas andaluzas, que ya la pasada campaña sufrieron la situación de la pesquería. Entonces sólo se autorizó la captura de 1.080 toneladas, una cantidad insuficiente para abastecer a las almadrabas habituales -dos de ellas ni siquiera se instalaron por falta de rentabilidad-. Ahora caerán hasta las 600 y el sector augura nuevos cierres de instalaciones pesqueras. La Junta de Andalucía va a pedir fondos adicionales a la UE para ayudar a los sectores perjudicados.
Para añadir más decepción a los resultados de la reunión, ICCAT ha permitido a Marruecos seguir usando durante otros 2 años las redes de deriva para la captura de pez espada, que matan cada año 4.000 delfines y 25.000 tiburones en el Mediterráneo. La prohibición de las redes de deriva se remonta a 1992 e incluye a la ONU, ICCAT y la UE, que es el principal mercado de la pesca de Marruecos.
En la actualidad sólo queda un 10-15% de la población original de atún rojo, por ello, WWF ha presionado durante la reunión para que ICCAT establezca una suspensión de la pesca y apruebe las medidas necesarias para evitar acciones ilegales en la pesquería. Durante este encuentro se ha visto que la mayoría de los países pesqueros han sido acusados por el propio organismo de romper las reglas, como la entrada de atún en granjas sin la documentación apropiada. Tampoco se han establecido las garantías suficientes para resolver el problema de la sobrecapacidad de la flota mediterránea, que mina cualquier medida de conservación.
La reducción de la época de pesca industrial en un mes sigue dejando vía libre a las flotas piratas del Mediterráneo central y oriental, pues siguen disponiendo de la época en la que el atún es más vulnerable de ser capturado, del 15 de mayo al 15 de junio. ICCAT ha seguido ignorando el llamamiento internacional para establecer santuarios en las zonas de reproducción, como aguas del archipiélago balear.